en el abismo de la pobreza y la melancolía,
cuando el cuervo cante alegre y el sol dé paso a la noche.
He de quedarme solo,
inmerso en la ciénaga eterna del camino,
de llagas y fracturas lleno, y sin cuerda de viajero.
He de quedarme solo
cuando el cuerno llame a la batalla final,
cuando resuenen las campanas de la muerte y brille el fuego en el cielo.
He de quedarme solo una vez más
y veré por última oportunidad la destreza del guerrero.
He de quedarme solo, las señales son claras...
Y a este mundo se viene con ese único fin:
aprender a estar solo sin sufrir...
somos dos...
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